Allá por octubre del año 2020 y cuando la pandemia empezaba a ocupar menos espacio en nuestra vida y en los noticieros, yo empezaba a darle forma a mi primer libro titulado “El intelecto y 10 más”. Claro la idea me había rondado desde hacía muchos años, desde la adolescencia para ser más específico. El contenido del mismo, que obviamente fue variando a lo largo del tiempo, finalmente estaría dedicado a la importancia del desarrollo del intelecto en el deportista apuntado más precisamente al futbolista que es el área donde me desarrollé y me sigo desarrollando en la actualidad. Siempre me sentí atraído por las materias humanísticas más que por las ciencias exactas, no sin dejar de admitir la importancia que tienen estas para todos. Entre todas las cosas que se me iban ocurriendo creí conveniente que el libro no tuviera mí mirada solamente sino que cité a muchos colegas entrenadores no solo del fútbol, psicólogos deportivos, educadores, periodistas etc. Para que dieran su aporte. El libro era una forma de contribuir desde el lugar que me tocaba (desde mi trinchera como me gusta decir a mi) en esos momentos fuera del sistema laboral con el deporte que tanto amo. Así nació “El intelecto y 10 más” nombre que utilicé uniendo la formación de un equipo dentro del campo de juego y la importancia que para mí tiene el intelecto en los seres humanos.
Para que ese libro pudiera llenar 434 páginas créanme que hay que trabajar mucho, pero no solo en su construcción o mejor dicho el armado sino en cultivarse día a día y tener la humildad de saber que la sabiduría no es un estado sino una construcción constante, como bien decía Sócrates caminando por la Acrópolis junto a sus seguidores “Solo sé que no se nada”. La inquietud es el camino para poder a cada instante encontrar algún hilo del que tirar para poco a poco ir desenredando una madeja infinita, y cuando uno va aprendiendo cosas nuevas se da cuenta de lo mucho que le falta aprender y que no le alcanzará el resto de su vida para saberlas, “lo que sabemos es una gota lo que ignoramos un océano”. El tema es que una vez terminado el libro, quedaron muchas cosas en el tintero, pero como seguí indagando en muchas cosas y a todas ellas siempre las relacionaba con el fútbol y lo sigo haciendo, me resultaba imposible no seguir desde mi trinchera creando contenidos que puedan colaborar con nuestro mundo el del fútbol. Y así en un momento en modo difuso surgió la idea de la FUTBOLOSOFÍA: Juego y contexto desde una mirada sistémica y filosófica. Pero ¿qué es la futbolosofía? Nada más y nada menos que un espacio donde podamos reflexionar y debatir sobre un montón de cosas que suceden en el fútbol actual, no solo dentro del campo de juego sino también a su alrededor. Como en la dialéctica Hegeliana donde el sistema social constituye una totalidad y ninguna de sus partes integrantes puede comprenderse adecuadamente si se aísla del todo en el fútbol pasa lo mismo y éste no puede ser tomado como un reflejo de una parte de nuestra experiencia mental, la parte consciente, sino como un aspecto de toda nuestra existencia, incluso los más contradictorios. Entonces de ese modo vamos a poder reflexionar sobre muchas cosas que hoy naturalizamos y que en mi opinión atentan negativamente en el caminar del fútbol como deporte. Una sociedad totalmente en busca de gratificación inmediata, que separa entre exitosos y fracasados al que gana o pierde, que olvida los valores fundamentales de la convivencia ética, donde el SER le dejo el lugar al ESTAR sin importar el cómo, en donde la patología del control del ser humano intenta desnaturalizar el juego arrebatándole la esencia de lo lúdico por la fría tecnología que al igual que un delantero o un arquero en plena competencia también se equivoca. En esta creación mucho tienen que ver determinados filósofos y escritores por los que me veo muy influenciado tanto de aquellos de los cuales no soy contemporáneo , como Nietzsche, Sartre, Ortega y Gasset, Descartes, Thoreau y Emerson entre otros como por un referente para mí como el maestro Ernesto Sábato, sumado al psiquiatra Víctor Frankl autor de un libro que me hizo ver la vida de otra manera como “El hombre en busca de sentido” a los más actuales como José Carlos Ruiz y sus dos libros infaltables en cualquier biblioteca “El arte de pensar” y “Filosofía ante el desánimo” más el filósofo sudcoreano Byun Chul Han y toda su obra. Claro que eso no queda ahí la lectura es diaria y variada ya que dicen que uno se hace más sabio a través de los libros que lee la gente que frecuenta y las experiencias que vive.
La futbolosofía tiene mandamientos que he separado en diferentes ítems:
Mandamientos sobre los valores y la ética.
Mandamientos sobre el juego.
Mandamientos sobre el resultado.
Mandamientos sobre las metodologías.
Mandamientos sobre el entrenador.
Mandamientos sobre el gol.
Mandamientos sobre los jugadores.
Y algunos más, porque el futbol es infinito y podemos llegar a conocer algunos planetas del mismo pero nunca podremos saber todo sobre su universo. Y en eso incluyo al juego donde lo único factico es que sepamos lo que pasa antes y después pero nunca el durante del mismo porque el juego es Futurización, es lo que todavía no es.
Estimular el pensamiento crítico es lo único que puede salvarnos de la inmediatez en la que vivimos, algo se está enquistando en el mundo del fútbol y nos interpela. Si no reflexionamos sobre estos temas que sacuden un árbol del cual cada vez caen menos frutos va a ser muy difícil que la evolución vaya por un cauce genuino y cristalino, porque la evolución no detiene su marcha ¿Pero evolucionamos o involucionamos? Y si el fútbol ha evolucionado ¿Hacia dónde lo ha hecho? Y ¿Hacia dónde lo seguirá haciendo? Esta fue una pregunta que les hice a mi primer auditorio conformado por profesores de educación física en el instituto de Apeffa Santa Fe cuando inicie mi ciclo de disertaciones. Una pregunta exige una reflexión para poder dar una respuesta o eso es lo que yo aconsejaría, en un momento donde se responde por responder como autómata sin pararse ni siquiera un segundo para pensar. Pero hay que dejar bien en claro que en este espacio no se busca ni la razón ni la verdad primero porque como dijo Jorge Luis Borges felices aquellos que no insisten en tener razón porque todos la tienen y ninguno la tiene. Y continuo con Nietzsche donde nos habla de que la afirmación de que la verdad está y que se ha terminado con la ignorancia y el error es una de las mayores seducciones que existen suponiendo que uno lo crea queda mutilada la voluntad de comprobar, investigar, predecir, experimentar, esto último puede convertirse en un pasatiempo, puede poner en duda la verdad. La verdad es en consecuencia más nefasta que el error y la ignorancia porque traba a las fuerzas con que uno puede trabajar para la ilustración y el conocimiento. Y porque hay que trabajar en la reflexión y el estímulo del pensamiento crítico además de esto que promulga Nietzsche, el filósofo español Ortega y Gasset nos habla de la perspectiva asegurando que la verdad, lo real, el universo, la vida se quiebra en facetas innumerables, pues todos tenemos una misión de verdad en tanto que la realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente en el universo. La perspectiva es un componente real del universo, que en conexión con las demás compone el mundo como tal. Ni siquiera Dios, donde suponemos se reúnen todas ellas, posee la verdad absoluta: pues todas las perspectivas son ciertas en sí mismas, en tanto que reúnen en su seno una forma de observar y calibrar el mundo que nos circunda. Volvemos a Nietzsche afirmando que no hay hechos sino interpretaciones. No existe un sentido en sí: El sentido se da solo en relación a la interpretación de quien lo pone. Un sentido en si es un contrasentido. Esto mismo es tanto en la vida como en el fútbol, de ahí la necesidad de este espacio llamado FUTBOLOSOFÍA. Hay dos momentos bien diferenciados en el acto de comprensión y el acto de comunicación, o lo que es lo mismo, la teoría y la práctica, ha de hacerse lo que se hace de manera que se reflexione sobre lo que se está haciendo, de ahí la importancia sumaria de la perspectiva que implica siempre la propia experiencia. Por eso la realidad en el fútbol no es, así, un conjunto de cosas que se da de antemano y de manera definitiva, sino que se ofrece a través de plurales perspectivas individuales que, en su mutuo juego hacen de su mundo un escenario caleidoscópico.
Pero ojo, no nos dejemos engañar por el título, futbolosofia no es otra cosa que lo que se hacía en cada bar o café del barrio, cuando en una mesa varios asiduos concurrentes planteaban diferentes puntos de vista sobre el fútbol juego, y su contexto real, no como pasa ahora donde el fútbol le ha dado más lugar a otras charlas que tienen que ver más con la farandulesco y lo económico, que con lo que realmente importa. Un poco más de profundidad, un poco más hombre un poco más, pedía el conductor español Jesús Quintero en uno de sus míticos programas hace tiempo, renegando de la frivolidad y lo superficial que la sociedad actual ejercita desde su vértigo e inmediatez, y eso es lo que yo pido desde mi espacio futbolosofico, un poco más hombre, entremos en el mundo de la reflexión pero no de la crítica sino de la acción, desde las ideas y el intercambio de perspectivas, para recuperar hábitos mentales como por ejemplo el ejercicio de pensar, pensar para influir en el fútbol actual desde sus bases no desde su coraza, porque para que se mejore lo que se ve hay que atacar lo que no se ve. Y esto en lo que me introduzco no es una “floritura intelectualoide” por el contrario hay muchas horas de estudio y muchísimas de experiencia en el camino del fútbol, porque bien sabemos que las teorías no sudan y que se encuentra a la misma en las aulas pero efectivamente la vida se ejecuta en las calles y en el fútbol dentro del verde césped, del que emana el olor a hierba húmeda por la mañana. Que el hombre de ciencia no tenga miedo a las humanidades, no pido que sea igual a Sábato que dejo para siempre las matemáticas y la física para introducirse de lleno en las letras. El fútbol, nuestro fútbol el de ellos y el de todos tiene sus cosas visibles, tangibles y las que no, esas que yo llamo la ciencia oculta del juego, lo inexplicable, esa incertidumbre que nos embelesa y nos angustia por la ya muchas veces llamada por quien escribe la patología del control de los seres humanos. Siempre es preferible que nos traten de charlatanes a los que ejercemos la filosofía (por aceptar y buscar de otra forma la explicación de los fenómenos irracionales e intuitivos, algo que todavía es rechazado desde algunos sectores) y no de cobardes a los que respaldados por la fría ciencia numérica sienten temor a lo desconocido e imposible de manejar. El punto medio es lo que tenemos que buscar ni determinista ni azaroso es el juego del fútbol, un fenómeno estocástico según la ciencia matemática, pero el juego tiene un contexto y también ahí debemos profundizar porque ahí está el meollo de la cuestión, lo que condiciona para mal, lo que corroe los valores y la ética, dejando caer la careta de las miserias humanas. En fin, una travesía por mares bravíos y bosques sombríos que busca poner en tono de grises lo negro y lo blanco, desafiando ese pensamiento dualista con el que los seres humanos hemos sido educados, los antagonismos blanco o negro, izquierda o derecha, bueno o malo y muchos más.
Bienvenidos al mundo de la FUTBOLOSOFÍA, mi mundo, que al igual que el creado por Tolkien tiene su lenguaje, su perspectiva y sus mandamientos. Tratemos entre todos de pensar un fútbol mejor y no encuentro mejor forma que debatiendo, intercambiando ideas, proponiendo lucha de valores y ética ante la promiscuidad de la frivolidad, superficialidad y mercantilización de la pasión y los sueños. Debemos poseer una cultura reflexiva que en base a nuestra fuerza de voluntad y juicio nos lleve lejos de adherirnos estrictamente a puntos de vista generales y que ajustemos en consonancia con ellos los casos particulares, de modo que las formas, las leyes, los deberes, derechos y máximas universales permanezcan válidas como las bases determinantes de nuestra vida y la fuerza más importante dentro de nosotros mismos. Están todos invitados. No me dejen solo.
Diego H. Fernández
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