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diegofer70

Tiempo de valientes.


Todavía se sigue escuchando la fatídica frase “hay que traer un técnico saca puntos” y cada vez que la escucho reafirmo lo que siento en muchos momentos al ver el fútbol argentino, que se encuentre en un callejón sin salida. También esa frase llena de nada, ¿Por qué? sería un técnico saca puntos, bueno yo se lo voy a decir es el que en la cabeza de los que eligen llaman a un técnico que no propone o que por el contrario propone poco y deja librado a la oportunidad que le dé el rival de turno su momento de poder sacar una pequeña ventaja y si no, se conforma con sumar aunque sea de a uno. Entonces ¿eso te asegura sumar muchos puntos? Para nada porque como bien dice Juanma Lillo no arriesgar es lo más arriesgado, por eso arriesgare. Pero ahí en ese callejón sin salida se ven algunas grietas y como bien dice Ernesto Sábato en su libro “La resistencia” el ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer y el fútbol vive en un constante renacimiento. Yo hablo mucho de diagnóstico y criterio, ¿pero si ese diagnóstico y criterio están muy influenciados por el racionalismo? y si ese diagnóstico y criterio ¿nos hace cometer el error de la “parálisis por análisis”? por eso es bueno reivindicar a los que no son tildados de técnicos saca puntos y que sin embargo si los sacan, tirando por la borda una afirmación totalmente inexacta ya que todos los técnicos sacan y pierden puntos y el que tenga la fórmula para solo sacarlos y no perderlos todavía no ha aparecido.

Hace ya varios años Facundo Sava empezaba su carrera de entrenador en San Martin de San Juan con una propuesta ambiciosa, luego Unión de Santa Fe que sería su próximo paso, recuerdo sentarme junto a Marcelo Fuentes en la platea redonda del 15 de abril en cada partido que Unión jugaba de local (mientras nosotros esperábamos la oportunidad de insertarnos en el sistema laboral) y se veía un equipo ambicioso, vertiginoso que creaba infinidad de situaciones de gol y en el que sus, por ejemplo, marcadores laterales, Luciano Vella y Fernando Evangelista terminaban exhaustos de tanto ir e ir. Pero claro cuando la efectividad no aparecía el resultado era adverso y eso el exitismo y ganadorismo no lo perdona, ya que no importaba que el equipo tuviera una identidad ofensiva y de búsqueda, solo se sacaban conclusiones desde el resultado y claro sobre el racionalismo habitual diciendo “todo muy lindo pero a este equipo le falta equilibrio” sin considerar que en el fútbol a veces para tener ventajas hay que también darlas. Luego de esto los equipos de Facundo fueron variando algunas cuestiones que seguramente tuvieron que ver con la búsqueda que vamos teniendo todos los entrenadores en nuestra carrera. Pero sin caer en escuelas filosóficas sobre la esencia donde está ya sea innata desde nuestro nacimiento o adquirida después de este, nos pinta de cuerpo entero. Cuando Patronato contrató a Facundo Sava este llegaba para agarrar con las dos manos el famoso “hierro caliente”. Un equipo que estaba muy golpeado por la realidad que vivía y por lo que tenía por delante, un camino casi milagroso para salvarse del descenso. Y acá es donde la esencia de Sava se muestra como la de aquel que tomo en sus inicios al equipo sanjuanino, porque la esencia es indestructible y la de Sava es de ser ambicioso y protagonista no importa los recursos humanos con los que cuenta, el club donde conduce o la situación numérica que atraviesa, y claro cómo ir contra nuestra esencia si esta es unica e indestructible. Por eso a un equipo que ni el más optimista le daba posibilidades concretas de salvarse Sava le saco el respirador artificial y lo puso a caminar, los convenció, les dio confianza y a los mismos jugadores, salvo con algunas caras nuevas y en un club sin una billetera gigante, que los daban como muertos en vida anímicamente los inyecto de la “Savaduria” esa que dice “esto es fútbol y el fútbol se juega hacia adelante”. Otro caso es el de Abel Balbo que en un Central Cordoba de Santiago del Estero, también apremiado por el descenso, lleva una propuesta que a los que quieren “sacar puntos” los pone nerviosos y me encanta, porque como peleando el descenso vas a salir a jugarle de igual a igual a River en el Monumental, estas crazy como Araujo le decía Macaya Márquez en el ya lejano “Futbol de primera”. Y porque caigo en estos dos ejemplos, por la sencilla razón que la valentía cuando se observa en diferentes contextos es doble valentía, porque no me van a discutir qué es lo mismo intentar ser ambicioso en el Manchester City, en el Liverpool o en el actual Flamengo que en un club más humilde y que está peleando el descenso, pues claro que no.

En el fútbol argentino actualmente hay muchos, por suerte, entrenadores que muestran o mejor dicho sus interlocutores dentro del campo intentan un futbol valiente como es el caso de Becaccece en Defensa y Justicia, Gaby Milito en Argentinos Jrs, Diego Martínez en Tigre, Diego Davobe en Huracán o Gorosito en Gimnasia y Esgrima de La Plata entre otros y lógicamente dejo de lado a Gallardo y Gago que por estar en clubes grandes hay una obligación inherente a la historia de ser protagonistas.

En este fútbol y por qué no en la vida misma el racionalismo ha pasado por encima al instinto y la intuición, entonces de esta manera el frio análisis y el racionalismo atacan directamente sobre un fútbol espontaneo y arriesgado. Por eso se debe volver un poco a la inconsciencia o por qué no a la consciencia de buscar algo más sin temor a lo que pueda pasar, yo ya he dicho en otras oportunidades que uno no puede andar por la vida con temor a enamorarse pensando que esa relación se puede acabar en unos meses o años, en el fútbol pasa lo mismo. Muchas veces no arriesgo porque si la pierdo o si me equivoco y eso me lleva a la derrota ¿qué voy a hacer? Pues lo que hay que hacer es seguir y si se puede arriesgando. “¿Y los que ganan gracias al instinto? En el tsunami de Tailandia en el año 2004 salvaron su vida 32 turistas suizos que instantes previos al maremoto se encontraban paseando…a lomo de elefante. Unos 15 minutos antes de llegar la gran ola, los paquidermos se pusieron nerviosos y desobedeciendo tajantemente las ordenes de sus guías, iniciaron un camino hacia que los llevo a la parte superior de una colina desde donde los 32 turistas suizos pudieron presenciar, instantes después, la escalofriante escena del hotel donde se alojaban sumergido y devastado por las aguas. Salvaron sus vidas los 587 elefantes reportados en la zona costera, muchos de ellos después de haber arrancado de cuajo las cadenas que los tenían amarrados a los árboles y palmeras y haber emprendido su salvadora huida. Los estudiosos expertos en tsunamis fueron incapaces de salvar a 160.000 de sus congéneres, mientras que los paquidermos fueron capaces de salvarse todos a sí mismos, a sus propios congéneres y a unos cuantos humanos. Y luego decimos presuntuosamente que los seres humanos somos los más inteligentes del planeta” “Tu puedes decirme que los humanos no somos elefantes y yo te respondería tienes razón pero también tenemos instinto como ellos y muy fuerte, solo que es un instinto al cual la razón hizo que devaluáramos. En el fútbol hay muchas veces que, como en el tsunami, es mejor llevarse por el instinto que por el pensamiento razonado” Este extracto del libro “El entrenamiento visceral” de German Castaños nos describe cuanto mal nos hace el racionalismo fundamentalista a los entrenadores. Hace más de 100 años ya Jung sostenía que “La consciencia avanzada privó al hombre moderno de los medios con los que podía asimilar las aportaciones de los instintos y del inconsciente” Ahora bien, ¿se puede hablar de una valentía cuando la situación te asfixia y ya estás racionalmente perdido? Claro que si porque también se puede jugar de forma austera y menos arriesgada en la misma situación. Pero si así fuera ojala todos los equipos jugaran estando perdidos por perdidos, porque seguramente veríamos un mejor fútbol.

No sé de acá al final del torneo que pasara con Patronato y Central Cordoba por seguir citando estos dos ejemplos, lo cierto es que pase lo que pase el camino es exitoso y como bien sabemos que el fútbol no conoce de merecimientos sería absurdo que yo dijera que merecen los dos quedarse en primera y lograr su objetivo. Por mi parte agrego que de no ser así ninguno de los dos se iría por su forma actual de ejecutar el fútbol que hoy muestran, por el contrario la consecuencia de ese desenlace estaría muy alejado de eso. Por lo pronto brindo por lo que me representan los Sava y los Balbo esos que con más instinto que racionalismo, y más coraje que amarretismo no entran en la categoría de los que algunos titulan técnicos “saca puntos” aunque los saquen pero de una forma muy alejada a la que intenta describir esa etiqueta. Por eso los entrenadores que no se dejan llevar por la circunstancia y que desafían a Sartre y su “Libertad mixtificada” siempre tendrán mi respeto y admiración aunque los resultadistas no se den cuenta y siempre saquen sus conclusiones por el objetivo alcanzado y no por la dignidad del camino transitado.

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