El fútbol forma parte de nuestro ADN cultural. Es muy difícil que haya alguien que no tenga una idea, aunque sea aproximada, del juego. Sin embargo las inquietudes de los apasionados por el mismo, el nuevo vocabulario que lo respalda y la patología humana del control han puesto sobre la mesa una pregunta para la reflexión. El fútbol como juego es ¿Simple o complejo?
Yendo a lo más simple podemos traer a colación al maestro Borges diciendo en una entrevista que no le llamaba para nada la atención y mucho menos podía entender a aquellos que les gustaba un juego ejecutado por 22 personas corriendo detrás de una pelota. Sumado a la poca simpatía que tenía Borges con las masas era de suponer, sin que nos llame la atención, que el fútbol, un deporte de masas populares, tampoco sería de su agrado. Está muy claro que Borges le daba desde su intelectualidad y desconocimiento una subestimación al juego demasiado exagerada. Si bien hoy escuchamos a entrenadores de elite en conferencias de prensa o entrevistas declarar que el fútbol es más simple de lo que algunos quieren hacer parecer, la realidad es que hay que encontrar un equilibrio entre simpleza y complejidad teniendo en cuenta el conocimiento teórico, empírico y lúdico del juego. He hablado en otros escritos de que el fútbol (cuando digo la palabra fútbol me refiero a él juego mismo) no es totalmente determinista ni totalmente azaroso por eso se encuadra dentro de lo que en las ciencias exactas se denomina un fenómeno estocástico. Se denomina estocástico a algo que tiene una distribución de probabilidad aleatoria o patrón que puede analizarse estadísticamente pero que no puede predecirse con precisión, y esto tiene que ver con el hecho de que el juego está ejecutado por seres humanos y no por maquinas. Si bien a nuestros ojos pueden existir jugadas iguales nunca serán idénticas sino que se acercaran a lo que fueron otras anteriores pero una vez que una jugada ya sea colectiva o individual finaliza queda guardada en el pasado siendo unica e irrepetible. El fútbol si hablamos del desarrollo del juego es un sistema denominado complejo por lo expresado anteriormente de quienes son los actores que lo llevan a cabo y por sus comportamientos, en el que el individuo tiene relaciones e interacciones, además es condicionado por el entorno y condicionante debido a su accionar dentro del desarrollo del juego. El biólogo chileno Humberto Maturana fue el que acuño el termino autopoiesis afirmando según su teoría “que todo ser vivo se encuentra dentro de un sistema cerrado que constantemente está creciendo y creándose a sí mismo. Se trata de todo una organización que se mantiene en el tiempo en base a los componentes que la integran”.
Leyendo este postulado del biólogo chileno podemos decir que lo mismo pasa con nuestro juego donde continuamente las situaciones van variando pero al autorregularse y aprovechar la energía del entorno, el juego puede conservar su estructura pese a no estar en equilibrio. Esto le permite no perder su autonomía ni su identidad. Para Maturana, un sistema es una entidad que se define por el entramado de operaciones y procesos que desarrolla, pudiendo crear o eliminar elementos del propio sistema a modo de respuesta frente a las alteraciones del medio. La autopoiesis está dada por esa posibilidad de transformar y destruir componentes mediante interacciones continuas que logran regenerar la red de operaciones que ha producido al sistema en cuestión. A la hora de pensar en la autopoiesis, Maturana se propuso determinar qué es aquello que sucede en el interior de una entidad para que un observador externo pueda afirmar que está viva.
De acuerdo al biólogo, un ser vivo es un sistema que se crea a sí mismo de forma continuada, modificándose y concretando las reparaciones necesarias. A esta cualidad la denominó autopoiesis, derivado de dos vocablos griegos: auto (que alude a “sí mismo”) y poiesis (que puede traducirse como “creación”).
Seguramente todo esto que venimos hablando genera un manto de complejidad teórica al que seguramente no recurrimos cuando frente a la televisión estamos observando un partido de fútbol donde la gran mayoría reduce su mirada a si la pelota entra, pega en el palo o se va afuera. Para que suceda lo simple hay un montón de cosas complejas que suceden, algunos optan por investigarlas y otros solo disfrutan del juego ignorando esas cuestiones más rebuscadas, y no tengo dudas que terminan siendo más felices.
El filósofo español Ortega y Gasset en una de sus tan recomendadas obras escribía: La vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante y el presente o el pasado se descubren después en relación con ese futuro. La vida es “Futurización” es lo que aún no es. Sin dudas la vida y el fútbol tienen mucho que ver porque el juego también es lo que aún no es. Todo lo previo solo es comprobable el día después y eso es lo más seductor que tiene este deporte. Ir de lo simple a lo complejo o de lo complejo a lo simple esa es la cuestión. Podemos hablar de un juego simple si no fueran humanos los que lo ejecuten ya que no existe algo más complejo que la conducta de un ser humano por aquello que esgrimía el psiquiatra Víctor Frankl que se pueden tratar de estudiar los mecanismos de la psique humana pero el ser humano es mucho más que una psique y agregamos lo que hace muchos años escribía él periodista Dante Panzeri sobre este tema “No hay forma de filmar el fluido cerebral de ningún jugador de fútbol mientras está jugando” ojo estimado Dante a cómo vamos en cualquier momento alguien lo pone en práctica. Hable de lo externo y su influencia en el desarrollo del juego que termina siendo un ingrediente totalmente condicionante para el actor principal, lo externo genera emociones positivas y negativas.
Las presiones que el entorno genera influyen de manera determinante en lo que sucede dentro del campo de juego, esto agrega más complejidad al análisis donde ya no hablamos solamente del jugador como un ser desarrollando sus capacidades condicionales en pos del objetivo propuesto sino también de un ser emocionalmente motivado o angustiado. Esta situación es la que modificara las conductas individuales y colectivas para bien o para mal. Volviendo al juego desde un punto de vista netamente estructural en su parte ejecutiva podemos visualizar desde la simpleza diferentes patrones que se repiten en base a comportamientos en determinados momentos del juego ataque, defensa y transiciones que a la vista de todos son inalterables y forman parte de lo que iguala a todos los equipos junto con el reglamento. Es imposible aun en la anarquía procedimental de un equipo, suponiendo que el entrenador de la orden de que entren al campo y realicen lo que quieran no ver diferentes conductas subyacentes propias de un juego de interacciones colectivas. El entrenador de basquetbol estadounidense Jack McKinley quien dirigió a Los Ángeles Lakers en el inicio del Show time decía que todo lo impredecible tiene patrones subyacentes y cuando esos patrones se vuelven reflejos los individuos se vuelven una fuerza imparable y agregaba que en lugar de encadenarlos a los jugadores a posiciones establecidas él los quería mantener en movimiento constante improvisando para que puedan volar como un pájaro o una mariposa y lo que parece ser el caos es en realidad la sinfonía de la madre naturaleza. Un equipo funciona cuando existe una conciencia colectiva y existe una resonancia emocional entre los componentes donde todos sean capaces de anticipar las intenciones del compañero y generar una respuesta motriz que sea complementaria con esas intenciones, por eso es tan importante generar una intracomunicacion más eficiente basada en praxemas o gestemas. Desarrollar la socio afectividad entre los jugadores es condición fundamental para que todos puedan saber quién es quién. En forma individual tengo que tener conciencia de mis “Affordances” ¿Cuáles son mis posibilidades de acción con el contexto que se me presenta? Reconocerme a mismo en interacción con el entorno y cuáles son mis posibilidades de acción en el contexto que se me está presentando.
Yo conozco un solo tipo de fútbol puro, natural y es el que practiqué de chico en la canchita del barrio con mis amigos donde todos jugábamos de todo, todos con una solidaridad admirable defendíamos y atacábamos. No había puestos establecidos la pelota era el centro energético del juego no nuestras posiciones. Además nadie quería otra cosa que ganar sin importar que ese deseo te podía llevar a perder ya que la palabra empate no existía para nosotros, si se iba ganando por uno se quería ganar por dos o tres y si se iba perdiendo por uno se iba para adelante para hacer dos y si se perdía por dos íbamos a buscar la posibilidad de hacer tres y así se vivía. Lo que nosotros hoy vemos solo es una mutación convertida en deporte con reglas, presiones y directivas técnicas entre otras cosas. El doctor Carlos Salvador Bilardo decía en una nota que el fútbol iba a llegar a convertirse en algo supremo cuando uno se sentara en la platea y no supiera de que jugaba cada jugador, que existiera un sistema liquido no solo en lo táctico sino también en las posiciones a ocupar por los actores principales.
Por eso yo siempre separo juego de deporte, porque cuando el juego se convierte en deporte aparecen otras cosas y entre ellas la responsabilidad. La responsabilidad genera límites porque es más importante que la libertad ya que esta no es la última palabra. A mayor responsabilidad menor libertad sentenciaba Platón a sus seguidores en la antigua Grecia. La libertad es solo una parte de la historia y la mitad de la verdad. La libertad no es más que el aspecto negativo de cualquier fenómeno cuyo aspecto positivo es la responsabilidad. De hecho la libertad corre el peligro de degenerar en nueva arbitrariedad a no ser que se viva con responsabilidad. Y en el deporte colectivo la libertad está limitada por la responsabilidad es por eso que el verdadero fútbol es el del potrero donde los limites están delimitados por la amistad no por otra cosa aledaña. La obligación nuestra como entrenadores es la de predicar que el deporte tenga más de juego que de deporte porque si esto sucede seguramente el fútbol será más valiente, más atractivo y por supuesto más disfrutable. Y también en esta última sentencia está la respuesta a lo simple y lo complejo del fútbol. En el fútbol como juego puro se encuentra la simpleza y en el fútbol como deporte se encuentra la complejidad.
El tema tratado trasciende un artículo, de hecho hubo, habrá y seguirá habiendo bibliografía sobre el fenómeno fútbol como deporte. Análisis y análisis buscando encontrar la piedra filosofal de la……. ¿complejidad? Pero cerremos con la palabra “Futurización” el fútbol es lo que todavía no es. Y lógicamente que el pasado y el presente influirán directamente en lo que va a ser. La preparación constante a través del tiempo tanto de los entrenadores como de los jugadores seria el pasado y la planificación táctica y estratégica seria el presente para lo que va a ser, pero si bien eso tendrá preponderancia nunca se podrá saber a ciencia cierta qué es lo que va a suceder ya sea en lo macro (la temporada de un equipo) como lo micro (un partido). Lo sé todo es el principio de no saber nada por eso nunca dejaremos de indagar en la complejidad porque nunca nadie podrá decir que lo sabe todo con respecto al juego. En esto entra una frase que me repica constantemente en la cabeza “uno propone y el juego dispone” y eso es como la fe diría Kierkegaard tener fe es el coraje de sostener la duda y el resultado en el fútbol es una duda constante atada no a la lógica o la estadística como en otros deportes sino a la variabilidad e imprevisibilidad constante.
El fútbol siempre mantendrá la simplicidad como juego y la complejidad como deporte y en esas fluctuaciones encontraremos la belleza. Quien quiera ir en busca de su complejidad no tenga dudas que se internara por intrincados pero apasionantes caminos donde la búsqueda llevara a otra búsqueda y las respuestas solo tendrán un alivio efímero porque pronto otra inquietud aparecerá para robarnos las certezas que creíamos tener, en cambio el que solo se enfocara en la simpleza que emana el juego estará condenado a nunca tener la necesidad de saber por qué, disfrutando el triunfo o sufriendo la derrota sin el mínimo atisbo de entregarse a lo científico.
¿Cuánto de simple? ¿Cuánto de complejo? La respuesta no la tiene el fútbol sino quien se detiene a observarlo y en base a eso decide de qué lado ubicarse. Tanto de uno como del otro encontrara adeptos y detractores.
Comments