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diegofer70

Entre lo efímero y los indignos.


Queda una vuelta de tuerca más Puede que un tanto lo efímero Sea cuestión de practicar Efímero para mí, lo que para otro un sueño.


La prosa de “Pity” Fernández líder de Las pastillas del Abuelo gráfica lo que vivimos en la actualidad con respecto al te amo, te odio con el que los ajenos al juego elevan hasta el firmamento a alguien al que después defenestran para después volverlo a alabar. Entonces lo efímero para ellos no puede con el poder del sueño del protagonista que a pesar de sufrir esa ciclotimia por parte de la periferia se sigue poniendo los botines, entra al campo de juego para con todo su coraje revertir a veces una situación que él ni si quiera busco ya que su humanidad se manifiesta tanto en los aciertos como en los errores esos que nadie perdona cuando hablamos de fútbol.

Si bien esa maldita costumbre de ocultar las miserias humanas detrás de la pasión por un equipo nos engaña actuando como un abogado defensor de un acusado al cual todas las pruebas lo declaran culpable, es nuestro deber sentir aunque sea un poco de vergüenza. La violencia, esa que creemos que tiene que ver solamente cuando una hinchada aprieta jugadores de su mismo equipo o rompe a piedrazos el colectivo del rival también se encuentra en el insulto y en la degradación emocional con la que se trata a los protagonistas. A ellos se los culpa de tener el don de jugar al fútbol ya que por ese motivo se hacen millonarios y por esa razón no pueden equivocarse ni pueden lesionarse. Continuamente nos cuesta entender que el futbolista es un ser humano y no puede haber disociación de eso. El futbolista tiene temores, angustias, deseos, sueños y familia también tiene familia como todos nosotros algo que también se olvida. Pero como siempre nada es casualidad y también esa ciclotimia solo es aumentada, minimizada o desaparecida por una causa: El resultado. Entonces ya esa circunstancia es la que va cambiar la perspectiva hacia el protagonista. Si ganas no sos un fracasado, si ganas sos un gran jugador si ganas sos el mejor del mundo, si ganas, si ganas si ganas. Todo se cierne al ganar. Como decía Aristóteles las cosas se diferencian en lo que se parecen por eso la victoria y la derrota aunque parezcan absolutamente opuestas poseen algo muy fuerte en común: ninguna es eterna. Por eso el premio Nobel José Saramago argumentaba que la victoria tiene algo negativo nunca es definitiva para siempre y la derrota tiene algo positivo tampoco durara para siempre. Por eso nada más erróneo que alguien sea exitoso o fracasado, héroe o villano por una victoria o una derrota. El gran problema es la falta de criterio y equilibrio de pensamiento que fue derrotado por la “impulsividad de la razón” esa razón que es: yo la tengo porque el resultado es lo que me respalda. Y de esa manera en Francia silban a Messi, en Argentina quisieron retirar de la selección a Di María, y en cada lugar del mundo donde la derrota está consumada se castiga a los que fueron responsables de ella. Pero a veces, en aisladas ocasiones eso sí, existe la recompensa divina esa que pone las cosas en su lugar y le dan la posibilidad al que fue bastardeado de decir mediante acciones efectivas: Vieron que no era como decían.

Mientras más pasa el tiempo esto se profundiza pero no se expande a diferentes ámbitos de nuestra sociedad ni siquiera en nuestro seno familiar donde cada vez las auto exigencias no existen sino que queda más cómodo exigir al otro más que a nosotros mismos.

George Von Hardenberg escritor alemán más conocido como “Novalis” escribía que la mayoría de las personas no quieren nadar antes de aprender y no es muy difícil de entender que el que no sabe nadar si se tira a lo profundo se ahogara ósea perderá la vida. Me pregunto qué pasaría en el fútbol o en tantas otras cuestiones sociales si cada opinión u agravio dicha con fundamentos teóricos pero muy lejos de la práctica fuera como tirarse a las profundidades sin saber nadar, seguramente nos ahorraríamos de escuchar muchas barbaridades.

Para finalizar siento la necesidad de resaltar al deportista que no tira la toalla ante una situación adversa, injusta y agraviante a veces hasta de su propio entorno, hace poco escuche a un famoso ex jugador diciendo “y si no quieren que lo insulten o silben que se dedique a otra cosa”, como si por ser futbolista se tuviera que soportar el agravio constante. En fin cuando las cosas se acomodan y el protagonista triunfa no es el triunfo de la venganza sino de la justicia, esa justicia que desde algunos lugares, sin dignidad ni vergüenza, muchos aportando su granito de arena hacen lo necesario para que cada vez aparezca menos.

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