El camino parece en algunos momentos placentero (dulce) sobre todo cuando el aroma a césped mojado se introduce por nuestros sentidos y el ruido del golpe y recorrido del balón nos transporta hacia los mil y un diagramas tácticos que hemos pergeñado entre sueños y realidades. En un papel todo borroneado armando y desarmando equipos no importa la categoría, no es condición fundamental la jerarquía de nuestros jugadores, ni el lugar donde entrenamos. Para nosotros donde nos encontremos es la selección de nuestro país y ahí surfearemos entre resultados positivos y adversos atendiendo críticas y elogios con paciencia estoica cambiaremos puntos de vista con dirigentes e hinchas pero lo más candente será la lucha contra nosotros mismos ante las decisiones que cambiaran no solo un resultado sino la vida diaria y en algunos casos hasta el futuro de las personas. El neurólogo y psiquiatra Víctor Frankl en su imprescindible libro “El hombre en busca de sentido” argumenta que el hombre elige constantemente de entre la gran masa de posibilidades presentes ¿A cuál de ellas hay que condenar a no ser y cuál de ellas debe realizarse? ¿Qué elección será una realización imperecedera, una huella inmortal en la arena del tiempo? De esas presiones que nos agobian sacaremos lo mejor de nosotros y esa adrenalina que no nos deja dormir que nos enciende de una manera que solo el que lo vive apasionadamente siente, viviremos.
Pero el lado B no es tan gratificante (lo amargo) es lo que uno vive cuando todo lo anterior no está, cuando se acaba un contrato ya sea en forma anticipada (hoy cada vez más a menudo) o por finalización legal en tiempo y forma. No se sabe cuándo otra vez será la oportunidad de trabajar y ahí se produce un vacío que se hace difícil de llenar aunque se sigue observando, estudiando y perfeccionando. Se planifican futuros equipos y futuras sesiones de entrenamiento que algún día llevaremos a cabo, pero la adrenalina no está, ese olor a cancha tampoco y las presiones que tanto nos agobian se extrañan. Hasta dormir placenteramente resulta raro, los que hemos elegido esta profesión no sabemos de sabores agridulces solo conocemos dos caminos el dulce de la actividad o la amargura del no estar, como decía un Técnico que tuve en mi época de jugador estar acá es como vivir sentado en una silla eléctrica pero para sacarme de acá me van a tener que pegar un tiro. Así de extremo. Por eso mucha gente no lo entiende, hay un lapso que te ven todos los días por el barrio y de un momento a otro no te ven por un año. Vamos a contramano del mundo y eso nos encanta porque nacimos para esto porque de esto estamos hecho y aunque la adversidad nos golpee mientras el sistema nos tiene afuera ahí seguiremos firmes esperando que el sabor dulce vuelva a aparecer en la boca y no habrá amargura que tenga el poder de torcernos la voluntad esa misma que nos convierte en lo que somos: hombres de futbol.
A la gente se le puede acercar agua para beber pero lo que no se puede hacer es que tenga sed para querer tomarla.
En el caso de la profesión de Director Técnico no se puede uno contratar a uno mismo, nosotros no podemos generarnos la oportunidad de trabajar, eso depende de otras personas. Managers, Secretarías Técnicas y dirigentes son los que con la más variada estructura operacional tomaran esa decisión. Lo que nunca debemos dejar de hacer y eso si es pura y exclusivamente responsabilidad nuestra es dejar de crecer. Aún en los momentos más difíciles tenemos la obligación de seguir capacitándonos, modernizándonos e informándonos de todo. Por eso resulta fundamental la preparación constante. Porque nosotros no podemos darnos la oportunidad de trabajar pero si estar preparados de la mejor manera para cuando esa oportunidad aparezca.
Cuando me sacan el banquito me quedo solo dentro del ring decía en una entrevista el gran Ringo Bonavena y eso es lo que le sucede al Director Técnico cuando el trabajo no llama a su puerta, el teléfono no suena, las cámaras se apagan y el nombre pasa de ser conocido por todos a la pregunta de ¿qué fue de la vida de tal técnico? Gajes del oficio que cambian rotundamente de un día para otro cuando las primeras planas de los diarios dicen que agarraste un nuevo equipo. Reglas del juego a la que ya estamos acostumbrados. Vuelvo a citar al Dr. Frankl diciendo que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: La última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino.
Lo que nos tiene que mantener la motivación de la competencia viva es como dije anteriormente que fuera del sistema laboral existen muchísimos en la misma situación y en esa carrera por volver a “estar” debo seguir aumentando mi “ser” para convertirme en el más capacitado de los desocupados.
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