Lentamente cumplo mi ritual diario, aprieto el botón de encendido del amplificador y continúo con el botón del ecualizador, el sonido que produce solamente que estén los aparatos encendidos es mi primera satisfacción del día, luego saco lentamente la franela que cubre mi bandeja giradiscos Technics y levanto su tapa para llegar a la primer decisión del día: que disco voy a escuchar. Mi colección de casi 200 vinilos espera inerte la elección. Cuando repaso un sector del orden por abecedario me detengo apenas inicio la recorrida, porque pasada la letra A donde algún disco de Alan Parsons Project podría haber sido elegido llego como casi siempre a la B y ahí me espera el stop, los cuatro de Liverpool están ahí y después de dudar entre cual saco el álbum blanco doble, una edición Argentina del año 1969, es el elegido. Delicadamente retiro el disco 1 del sobre, lo deposito en el plato y apoyo la púa en el primer surco. “Back to URSS” empieza a sonar y no puedo distinguir si es un tema compuesto en la década del 60 o en la actualidad y es por el simple hecho que es un temazo, ni antiguo ni moderno, simplemente un gran tema atemporal. Lo mismo que la misma forma de tocar la guitarra de Keith Richards o Jimmy Page o alguien puede decir que hoy tocan peor.
Cuando Rubén Darío Insúa empezó a sonar para dirigir a San Lorenzo en un segundo ciclo después haber sido campeón de la copa Sudamericana en el año 2002 los pseudo-analistas con afirmaciones como la de “es un técnico antiguo” “Cuánto hace que no dirige en Argentina” “La nueva generación no lo va a entender” “El fútbol ahora es otro” y unas cuantas aseveraciones más que solo existen en el ecosistema cerebral que ellos mismos se inventan para sostener la mediocridad de la que son parte, minaban el camino de la contratación de incertidumbre. Insúa llegaba a un lugar que conocía pero con un clima político, económico y social complicadísimo. Un clima que se había comido muchos técnicos de variadas características, entre ellos algunos que forman parte de la ¿modernidad? Del fútbol, jóvenes y cercanos a las nuevas generaciones y que aparte venían dirigiendo en el fútbol Argentino con los que tengo relación, pero desafortunadamente no pudieron torcer una historia que para San Lorenzo venía muy complicada. Sin embargo Insúa ese técnico tildado de antiguo, que no usa chupines y que tiene un vocabulario de café y no de profesor de física cuántica puso al equipo de pie y un poco más.
Al igual que en la música en el fútbol lo antiguo y lo moderno solo es una cuestión de gustos. La evolución modifica estructuras y contextos pero nunca la esencia del juego. Dicho esto como se puede sostener que un entrenador es antiguo cuando a la evolución le suma la experiencia y continuó preguntándome ¿Y un entrenador joven no puede tener también a los ojos de los analistas métodos antiguos? ¿O el enciclopedismo y el tecnologismo ya lo convierten en moderno? Esto me hace acordar a un cuento que me contaba mi tío cuando yo era chico sobre un profesor de lógica que se encontraba con un amigo después de muchos años y lo dejaba con la boca abierta porque le explicaba con una sencilla analogía que era la lógica y éste salía raudamente a comprarse un par de libros de lógica y con el mismo ejemplo que le había dado el amigo quería explicarle a los demás que era la lógica, obviamente solo desde el enciclopedismo y no desde lo que verdaderamente cuenta la interpretación y la experiencia. Si como decía Ringo Bonavena la experiencia es un peine que te dan cuando te quedas pelado se cae de maduro que la experiencia es algo que no tiene precio ya que la teoría está en las aulas pero la vida está en las calles. Sera por eso que como dice el dicho las teorías no sudan y nadie llega adonde no ha caminado aunque a ese mismo lugar lo conozca de punta a punta por haberlo leído en un libro. Los preconceptos acompañan al ser humano desde que vive en comunidad entonces porque el fútbol seria la excepción, si en el mercado laboral se le hace difícil a una persona mayor de 55 años conseguir trabajo porque en el mundo de los entrenadores debería ser distinto. Pero bien, dicho esto, es coherente decir que ni lo antiguo ni moderno pasa por la edad y que la capacidad de una persona tampoco ocurre por la misma razón, se puede ser muy capaz en determinadas cosas a los 25 años y los 65 años o por el contrario se puede ser incapaz en los mismos rangos etarios. La mentalidad de crecimiento y el pensamiento flexible van más allá de la edad ya que tiene que ver con el carácter y la actitud de enfrentar la vida, aunque es evidente que la paciencia, la templanza y la capacidad de reflexión se da más después de un largo caminar por la vida. Pero volvamos al fútbol moderno ese que siempre es moderno porque desde que uno tiene uso de razón es la era del fútbol moderno. En este sentido Dante Panzeri en su libro “Fútbol: Dinámica de lo impensado” citaba unas declaraciones de Carlos Peucelle integrante “la maquina” de River en el año 1966:
“El fútbol es siempre lo que sea el material humano que lo juega. Se habla en un lenguaje que muchos suponen como patente de idoneidad porque no lo entienden. Al punto que quien sigue hablando con sencillez corre el riesgo de que le digan que no sabe nada…porque es sencillo ¿Fútbol moderno? ¿Y cuál es el antiguo? Porque los libros que tengo de táctica y estrategia de fútbol son de 1929, 1935, 1940, 1945, 1955,1960… ¡Y todos dicen lo mismo y todos se adjudican el rotulo de fútbol moderno! Por eso pregunto ¿Cuál es el antiguo? Sospecho que eso demuestra que fútbol hay uno solo: Bien jugado o mal jugado, con buenos jugadores o malos jugadores y nada más”
En ese fútbol bien jugado o mal jugado, en el que lo moderno o lo antiguo solo tienen que ver con la tecnología de las camisetas y las pelotas con las que se juega, la pregunta que me hago es si esto de los técnicos antiguos y modernos tiene por quien lo expresa un fundamento que lo respalde o solo es medido por lo que esta sociedad mide todo en la actualidad: Ganar o perder. Jorge Carrascosa capitán de la selección del 78 en todo el proceso preparatorio, que unos días antes de la lista final decidió dar un paso al costado por un tema de ideales y perderse de esa manera la posibilidad de ser uno de los pocos campeones del mundo que existen en Argentina declaraba para la desaparecida revista Mística en los años 90 “Pero ¿Por qué hay que ganar siempre? Sucede que uno está en una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es” Y como esto es realmente así, lo de antiguo o moderno, joven o viejo solo tiene que ver con los resultados porque quien podría decir que dentro de diez años nadie contrataría a Guardiola, Klopp o Gallardo por el hecho de que no entenderían a las nuevas generaciones y ya la edad sería un impedimento para poder bajarle su sabiduría ¡Pero que estupidez! Una de tantas con las que a diario nos encontramos, hay muchas horas que llenar y muchas páginas por cubrir aunque el contenido que las llene carezca de una lucidez intelectual para admirar. Porque también de deja de lado en estas afirmaciones que ya el entrenador no es el único que lleva a adelante un proceso deportivo delante de una institución, sino que junto a él camina un equipo de trabajo que atienden diferentes situaciones y en las que también la edad difiere una de las otras y lo que se pondera es la capacidad por encima de cualquier otra alternativa que pueda aparecer desde lugares externos.
Los preconceptos, los intereses creados y claro el desconocimiento desde luego generan una mirada carente de reflexión profunda y pensamiento crítico. Por eso en buena hora que el crisol de entrenadores sea de una variabilidad etaria en todo el mundo, donde convivan los Ancelotti con los Tuchel, los Insúa con los Becaccece y los Mourinho con los Nagelsman entre otros, porque como dije durante el desarrollo del escrito no existe en algunos ámbitos lo antiguo o lo moderno, sino la capacidad. Pero como siempre debe suceder nunca hay que menospreciar la experiencia del camino recorrido, hay que ser prudente y respetuoso, porque en cada cana de un entrenador hay una batalla que le dio un poco más de sabiduría
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